
Vuelvo de la Plaza de Mayo, donde estuvimos miles de personas debajo de una lluvia
torrencial, con nuestros sonidos de cacerolas, desde que empezó todo esto sentí que en
medio del barullo hay un momento en que percibo la sintonía con un llamado muy
lejano. Vuelvo a casa y como llevada por un tropismo de sentir que una parte de mí
todavía está en esa Plaza, hago lo que nunca, prendo la tele.
Son más de las 2 de la mañana y en medio de la lluvia y de la noche aparece un
muchacho de Salta en el reporte. Es el hermano mayor de once, le manda un mensaje al
que le sigue que quedó en su provincia cuidando de los otros, da sus cuatro nombres
para que se lo encuentre fácil: Luis, Francisco, Manuel, Fermín, y un único apellido que
le completa su hermandad, le dice que organice el barrio, a su familia y a su gente,
después ante una pregunta del periodista, con la sencillez y la verdad que solo se logra
con semejante autoridad, se refiere al gobernador como un desastre.
No hay crítica, solo discriminación.
Me voy a dormir y esa noche, como una catarata visitan mis sueños propuestas,
iniciativas, proyectos, formas concretas de organización, me siento llevada por una
lucidez desconocida en esos temas.
A la mañana evoco cada dato como una señal, también recuerdo al muchacho salteño y
sé que yo también, como su hermano, recibí una orden, su autoridad me ordenó y mi
alma le respondió. Entiendo finalmente esa enigmática consigna del subcomandante
Marcos cuando dice “Mandar obedeciendo”.
Decido incluir en la página de Luz de Luna este acompañamiento del proceso que
estamos viviendo en Argentina con materiales, imágenes y sueños que nos ayuden a
reorganizar nuestro barrio, nuestra familia y nuestra gente desde el lado del alma
colectiva.
Un día Abraham Maslow mientras daba clase en la universidad, les preguntó a sus
alumnos: "¿Cuál de ustedes espera lograr la grandeza?" como nadie levantó la mano
dijo: "¿y quién entonces?"
Si hubiera estado con Luz de Luna, en las asambleas barriales, se habría puesto muy
contento.
"La tierra está buscando, a través tuyo, su propio significado. Tú eres la parte más
altamente evolucionada de la tierra. ¿Lo has considerado alguna vez? Tu cuerpo es
tierra, tu cerebro es tierra, tu corazón es tierra, tú eres el más alto florecimiento, una
gran metamorfosis. Parece no haber conexión entre la tierra y tus ojos, pero tus ojos no
son otra cosa que los ojos de la tierra, es un esfuerzo de la tierra para ver, tus oídos son
un esfuerzo de la tierra para escuchar la música". Osho
Extraído de "Zarathustra, un dios que puede bailar”